Turquía a Través de la Ruta de la Seda

Turquía es un país fascinante e inmenso atravesado por rutas y caminos que fueron recorridos desde la más remota antigüedad dejando huellas imborrables. En el trayecto nos encontraremos con fuertes y santuarios; iglesias, mezquitas y caminos de leyenda. Vamos a recorrer lo que fue la puerta de entrada a Europa de la Ruta de la seda. 

Geográficamente  el país, mosaico de culturas, puede dividirse en siete regiones geográficas: Tracia y las zonas limítrofes con el mar de Mármara, la región del Egeo y del Mediterráneo, la región de mar Negro, el oeste de Anatolia, la meseta de Anatolia central, las tierras altas del este y por último el sureste de Anatolia.

Este viaje tocará casi un poco de cada una, recorriendo desde Estambul, la costa del Mar negro, salpicada de playas solitarias y separada de la meseta central por las Montañas de Anatolia, que configuran un paisaje de verdes valles y densos bosques de pinos.

Seguiremos para llegar a la región de las tierras altas del este donde está el monte Ararat (Agri Dagi), mencionado en la Biblia como el lugar donde se detuvo el arca de Noé, y el pico más alto con 5.165 m de altitud. 

Luego, tras seguir las huellas de las caravanas de la Gran Ruta de la seda y conocer así el lago Van, nos dirigimos a la costa del mar Egeo tras atravesar los pasos de montañas que nos llevan a las playas luminosas del sur.

Es un camino poco ruidoso, retirado de los circuitos turísticos clásicos, pero plagado de vestigios de antiguas civilizaciones y rico en paisaje y cultura. 

Como colofón del viaje, Estambul bien merece más de una visita.