Cuenta la leyenda que Benin fue la cuna del vudú y que de este país fue llevado a América latina por los esclavos. La leyenda debe ser real porque la magia se percibe a lo largo y ancho de todo el territorio nacional: maravillosas playas de aguas transparentes y arenas blancas con cocoteros, exuberante sabana en la que habitan los más bellos animales, lagunas costeras por las que navegar contemplando frondosos paisajes y una gran variedad de aves que hacen las delicias de los amantes de la ornitología, además de hermosas zonas montañosas en las que habitan los valientes guerreros Somba.
A estos atractivos naturales de Benin hay que sumar la riqueza tradicional de sus etnias, los Yoruba con sus ritos ancestrales, los Aizos, Padah y Mina, tres pueblos pescadores que habitan en originales casas construidas a tres metros de las aguas de las lagunas, los Fon y los Adja que durante el reinado de Ghezo fundaron un gran ejército en el que estaban incluidas más de 3.000 valientes amazonas, los Taneka con sus construcciones de techos cónicos adornados con jarras, y un largo etcétera… Un verdadero mosaico de culturas en Benin que conviven en paz en un maravilloso territorio. Benin, efectivamente, debe estar bajo el influjo de la magia.