La expresión misma "Ruta de la seda" es algo mágica, evoca imágenes de caravanas de camellos, oasis, monjes vestidos de color azafrán, bazares llenos de gentes de todas las razas y mercancías de todo tipo, destacando con luz propia la seda: la tela más fuerte de las fibras naturales. La legendaria ruta, aunque en la realidad fue una red de rutas, por la que la seda viajó por el mundo antiguo, produjo fuertes lazos de unión entre culturas. En el segundo siglo antes de nuestra era, la China de la dinastía Han comenzó a comerciar con el reino de Bactria en Afganistán; en su momento hubo caminos que vincularon Xian, en China hasta Antioquia en la costa mediterránea. Se podría decir que la Ruta de la seda, en un sentido más amplio, se extendió hasta Nara, en Japón en el este, y hasta Roma en el oeste. Una de las variantes más interesante y desconocida es la que atraviesa Uzbekistán, Kyrgyzstán y tras cruzar las montañas del Tien Shan entra en China por el oasis de Khasgar, para continuar hasta Xian.
Circuitos de vacaciones por la Ruta de las Caravanas