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Cabo Verde forma parte de la región atlántica conocida con el nombre de Macaronesia (Islas Afortunadas), compuesta por los archipiélagos de Azores, Madeira, Salvajes y Canarias, además de una estrecha franja costera entre Marruecos y Mauritania. Comparte con estos archipiélagos atlánticos características geográficas comunes como su origen volcánico, el clima subtropical, salvo el de Cabo Verde claramente tropical, la flora y la fauna.
En la encrucijada de Europa, África y Sudamérica, Cabo Verde es una mezcla de influencias de tres continentes y un rico mestizaje racial y cultural. De isla en isla, este archipiélago situado frente a la costa senegalesa, tierra de escala de navegantes camino a las Antillas o Brasil, cada isla es un viaje en sí misma. Sorprende por sus paisajes extremos, entre desiertos, valles exuberantes, ciudades coloniales, volcanes y playas desiertas.
Un encuentro entre el Norte y el Sur, contrastes entre la negrura de la lava de Fogo y la frondosidad de Santo Antão, las dunas de Boa Vista y el relieve recortado de San Nicolau... Este archipiélago, olvidado por las lluvias y arrastrado por los vientos, ejerce una fascinación que las palabras no pueden expresar.
El mestizaje entre los colonos portugueses y los esclavos capturados en la costa africana, ha dado lugar a un pueblo y una cultura en la encrucijada de múltiples influencias, perfecta combinación de cultura africana occidental y portuguesa que los hace únicos.
Pero no busque tópicos paradisíacos sobrevalorados en Cabo Verde. Aunque los grandes complejos turísticos empiezan a invadir las playas, todavía se pueden encontrar trozos del fin del mundo, una naturaleza salvajemente bella, a veces agreste, y sobre todo la amabilidad de los isleños orgullosos de sus raíces africanas y europeas.
Y por supuesto está Cesária Évora, la mujer del puerto de Mindelo, que se convirtió en la "Diva de los pies descalzos" y que, con su cálida voz, reveló al mundo con su música la belleza de su archipiélago atlántico.